25 de noviembre de 2011

Adolescence Rin x Len, Parte 13 [Final]

Al fin, después de tanto que escribir llegó el final ... Espero que les guste ^^
Se secó el rostro con la toalla, se llevó una mano a los labios… La misma sensación de antes, cálida, desbordante de delicadeza, como si una mariposa se hubiera posado sobre sus labios. Suspiró y se envolvió con la toalla. Si ella le hubiera pedido que se arrancara el corazón hubiera sido menos doloroso ¿Por qué se lo había pedido? ¿P

or qué se había ido llorando? Todo lo que había sucedido esa tarde era demasiado extraño. ¿Qué la llevó a encerrarse en su habitación? La curiosidad lo estaba matando. Se miró en el espejo, sonrió levemente y se quitó su aro negro para intercambiarlo por el que le había devuelto Rin. No iba a llevarlo al colegio pero podía tenerlo en casa, miró sus uñas y resopló, tendría que pedirle a Rin que se lo quitara a la mañana, Miku se burlaría hasta el cansancio si lo veía de esa forma.
Fue a hacia su habitación, al abrir la puerta suspiró: Rin ya estaba allí, recostada en su cama leyendo una revista.

-¿Tengo chance de que duermas en tu cama esta noche? –ella negó con la cabeza sin dejar de leer.

-¿Acaso te molesta? –rió- Te dejaré dormir esta vez…

Él abrió la puerta de su armario pero Rin le lanzó unos bóxers a lunares desde la cama.

-¿Estuviste revisando mi ropa? –ella le lanzó su pijama- ¡Rin! –protestó atrapando las prendas en el aire –ella le dedicó una media sonrisa.

-¿Te molesta? –dijo divertida. Él negó con reprobación y salió de la habitación- ¡Igual de ridículo que esta mañana! –le gritó antes de que cerrara la puerta.

-¿Cambiaron de habitación? –su madre estaba subiendo las escaleras en ese momento.

-Ella me echó de la mía… -se metió en el cuarto de su hermana. Su madre rió entrando a su propio cuarto.

Len prendió la luz. El cuarto de Rin era mucho más espacioso que el suyo, la cama estaba en la pared enfrentada a la puerta junto al escritorio blanco, el armario que hacia juego estaba a la izquierda, tenía todas las puertas abiertas y la ropa desordenada. En la pared de la derecha estaba el tocador con su espejo y la guitarra apoyada, el bolso de atletismo estaba tirado en el medio de la habitación. El piso era de madera y tenía una alfombra amarilla con flores blancas en el centro.

Al ver una caja de madera semiabierta debajo de la cama se llenó de curiosidad. Se acercó, pero negó con la cabeza. “No debes revisar sus cosas” se reprobó. Se cambió sentándose en su cama y echó una mirada a la caja, si sólo ojeaba lo que tenía no haría mal a nadie, era una caja muy sospechosa… Además ella revisaba sus cosas siempre…

Se agachó y quitó la tapa por completo, había un libro gordo adelante que tenía inscripto en la tapa “Mejores recuerdos”. Lo abrió, estaba lleno de fotos: de los cuatro al principio, su padre, su madre y ellos; había una foto mínimo de cada uno de sus cumpleaños, fotos con él de actos escolares, en su casa, en el parque, fotos con Lily cuando eran pequeños, había un par de fotos con Miku, también había algunas de él solo en diferentes situaciones. Había inscripciones al costado de algunas páginas, llegando a las últimas había fotos arrancadas y palabras tachadas: reconoció que eran de Kaito y ella por el borde de una que había quedado adherido. La última foto del álbum era de él esa misma tarde mientras dormía con las uñas recién pintadas. Rió, la había impreso desde su computadora, había algo tachado al costado, trató de entender qué decía, pero sólo pudo leer “Len”. Dejó el álbum a un lado y miró en la caja. Había una muñeca a la que ellos habían pintado con marcadores cuando eran chicos, rió recordándolo, debajo un reloj viejo de su padre que ya no funcionaba, también había un dibujo suyo y una piedra en forma de corazón que ellos habían encontrado en un campamento, sonrió de forma nostálgica. Una media por la cual habían peleado de niños, un collar roto que él le había regalado, una aplanadora de juguete –el preferido de ella cuando jugaban-, una varita de plástico que ella había usado en un disfraz. Había un papel doblado, él lo abrió apara poder leer: era una carta, rió al reconocer su propia letra, se la había escrito un día de San Valentín: la profesora había dicho que tenían que escribirle a la persona más preciada y él no había dudado, se había puesto a llorar cuando descubrió que Rin le había escrito a su padre fallecido y no a él, rió. Lo último que había en la caja era la mitad de una moneda vieja, él tenía la otra mitad guardada en su habitación. Volvió a meter las cosas en la caja sonriendo ¿Esas eran las cosas más preciadas de su hermana? Era tan inocente. Al guardar se dio cuenta que había un cuaderno púrpura que no había visto antes. Lo abrió y se dio cuenta que se trataba de su diario íntimo. Dudó en si leerlo o no, suspiró y pasó las hojas sin fijarse en lo que estaba escrito, estaba lleno de colores y había imágenes pegadas. Se fijó la fecha de la última vez que había escrito, era ese mismo día. Se sorprendió, era bastante largo lo que estaba escrito, además había una parte en la que la tinta estaba corrida, como si hubiese llorado sobre la hoja. Se debatió internamente ¿qué sucedería si lo leía? No era lo correcto, no debía, sin embargo la curiosidad mató al gato, suspiró y comenzó a leer:

Querida yo… Él se rió de que se dedicara a sí misma lo que escribía… Acabo de huir de Len, sí, HUIR. No pude controlarme… Las lágrimas, las estúpidas lágrimas comenzaron a brotar y no podía quedarme allí. Él me está llamando, no puedo responderle sin que se dé cuenta de que sigo haciéndolo, llorar y llorar… De verdad suena apenado, nunca, NUNCA NUNCA debí haberle pedido que me besara ¿Puedo llegar a ser más inútil? No quiero arruinarlo todo, no quiero, no quiero y él ahora está arrepentido, se nota en su voz ¿seguirá detrás de la puerta? ¿Qué voy a hacer ahora? Inútil, inútil, INÚTIL, lo obligué a hacerlo y ahora está arrepentido. Len ¿Qué voy a hacer ahora? Daría todo por salir y abrazarlo y pedirle disculpas pero no puedo dejar que me vea llorar, si ni siquiera termino de entender por qué lo estoy haciendo. ME ODIO… Él siempre es tan bueno conmigo, siempre hace todo lo que le pido, siempre siempre siempre está cuando lo necesito, siempre me protege, siempre me abraza cuando no puedo más y siempre me escucha ¿POR QUÉ TENÍA QUE ARRUINARLO TODO? –

Len leía lo más rápido que podía, consumido por la morbosa curiosidad, la puerta se abrió de golpe y Rin se asomó sonriendo.

-¿Por qué estás tardando tan...? –ella lo miró en el suelo, sus ojos fueron de él al diario y del diario a él. Se maldijo a sí mismo. El rostro de su hermana se transformó bruscamente y le arrancó el cuaderno de las manos, lo último que había alcanzado a leer era “Cuando se acercó a mí…”. Ella abrió la boca para gritarle pero no podía formular palabras de lo indignada que estaba, gruñó pateando el suelo.

-Rin, juro que no leí más de un párrafo… –se incorporó y ella comenzó a golpearlo en el pecho furiosa.

-¡Te odio, te odio, TE ODIO! –él trató de tomarla por los hombros para calmarla pero ella se sacudió bruscamente- ¡¿Cómo pudiste hacerlo, Len?! ¡No puedo creerlo! –estaba conteniendo las lágrimas de rabia- ¡¿Qué leíste?! –lo golpeó con toda su fuerza.

-Nada demasiado importante…

-¡¿Qué leíste?! ¡Dime! ¡LEN!

-Nada –ella lo golpeó- ¡Sólo el primer párrafo de lo que escribiste hoy! –ella lo pisó- ¡Lo juro!

Rin salió de la habitación corriendo y él la siguió ¿qué iba a hacer ahora? Su hermana estaba sentada de espaldas en su cama leyendo su diario. Cuando él entró ella lo cerró furiosa, estaba llorando.

-Rin…

-¡De todas las personas en el mundo tenías que ser tú! –se giró- ¡No puedo creer que lo hayas hecho!

-Rin, de verdad lo siento muchísimo –se sentó a su lado en la cama y ella lo empujó-. Sabía que no debía hacerlo pero no pude… Rin, créeme, no leí nada más de lo que te dije… -Acercó un brazo y ella se lanzó sobre él abrazándolo.

-Te odio… -sollozó.

-Rin, por favor… -acarició su cabello- Si hay algo que pueda hacer para que me perdones…

-¿Cómo pudiste leerlo? Si no te interrumpía ya no podría mirarte a los ojos, eres un idiota…

-Rin lo siento –estaba realmente apenado, la acunó en sus brazos-. No lo haré nunca más, yo sabía que no debía pero…
-¿Pero qué, Len? –lo miró a los ojos.

-No lo sé… Hoy te fuiste de aquí llorando y no me hablabas, además cambiabas de tema cada vez que quería preguntarte qué te sucedía… Me habías preocupado, Rin…

-Yo solo necesitaba tiempo para pensar, Len –él le secó las lágrimas con la manga de su pijama.

-¿Pensar en qué? –inquirió sin comprender.

-En la vida, Len, en todo…

-¿Por qué estabas llorando? –ella se sonrojó levemente y se acurrucó en su hombro.

-Por nada.

-Rin… -posó una mano en su cabello.

-No insistas, Len –lo golpeó en el hombro con el diario- ¡No estás en condiciones de preguntar! –él le quitó el cuaderno de las manos y extendió el brazo para dejarlo sobre el escritorio. Se recostó sobre la almohada y Rin se acomodó en su pecho.

-¿Qué puedo hacer para que me perdones, Rin? –la acarició tiernamente el rostro. Ella entrelazó los dedos con los de su hermano pensando.

-Primero debes prometerme que nunca, nunca volverás a leer ni revisar mis cosas sin mi permiso…

-No podría, Rin…

-Y… No, no vas a querer –suspiró.

-Dímelo, Rin, te lo debo, me comporté muy mal contigo…

-¿Lo harás? ¿Cualquier cosa que te pida? –Len sospechó de su tono misterioso.

-Supongo que sí…

-Responde sí o no.

-Todo depende de lo que me pidas…

-Recuerda que me lo debes y que me hiciste sentir muy mal, Len, no puedo perdonarte si no la haces…

-¿Qué quieres? –él ya podía intuirlo y suspiró.

-Dime quién es la Chica Misteriosa… -levantó la mirada.

-Rin, ya discutimos esto hoy, olvídate de este tema ¿quieres? ¿De qué te sirve saberlo si sabes que yo no haré absolutamente nada para estar con ella?

-Si tú no piensas hacer nada yo la obligaré –en sus ojos había una nota de malicia.

-No, Rin, dejemos de hablar de esto…

-Pero… Len –protestó.

-Ya te lo dije, Rin, no voy a hablar de ella…

-Vamos ¿Va al instituto? ¿La conozco? ¿Canta o toca algún instrumento? –Len se inclinó en la cama haciendo que su hermana cayera a su lado y la miró a los ojos decidido.

-No voy a cambiar de opinión preguntes lo que preguntes, no voy a hablar de ella –se levantó de la cama y se sentó en la silla del escritorio, lo ponía nervioso que ella preguntara cosas de la “Chica Misteriosa”. Encendió el monitor y su hermana frunció el ceño.

-Acabo de recordar –dijo todavía molesta-. La última canción que hay escrita en tu cuaderno –lo señaló, estaba a la izquierda de su hermano abierto- ¿Cuándo la escribiste?

-Ayer a la noche… ¿Por? –Rin desvió la vista.

-Por nada… -buscó la mejor forma de cambiar de tema- ¿Te pusiste el aro? –rió un poco aunque seguía amargada- Es completamente ridículo… -él se llevó una mano a la oreja derecha.

-Es lindo… -ella le lanzó el oso de peluche púrpura.

-No mientas para hacerme sentir mejor –rió-. Cuando te lo regalé dijiste que era horrible… Yo busqué lo más ridículo que encontré…

-Bueno, está bien, sí es un poco ridículo –sonrió aliviado de que ya no estuviera enojada.

-¿Qué haces?

-No lo sé, iba a ver qué si podía mejorar una melodía nueva…

-¿Necesitas que te ayude con algo? –él le sonrió más ampliamente.

-No hace falta… -ella suspiró y se dejó caer de espaldas en la cama balanceando los pies. Al cabo de unos minutos Len apagó la computadora y se quitó los auriculares. Echó una mirada a su hermana, no llegaba a verle el rostro- ¿Rin, sigues despierta? –susurró para no despertarla en caso de que se hubiese quedado dormida. Ella se sentó en la cama y negó con la cabeza con la mirada algo turbada- Escucha, Rin ¿Puedes..? –su celular sonó con el tono de mensaje. Rin estaba más cerca de su mochila y tomó el teléfono del bolsillo de ésta- ¿me lo alcanzas? –ella se recostó y lo abrió sin prestarle atención.

-Es de Gakupo…

-Dámelo, Rin… –él no solía mandar mensajes, seguramente era algo importante o no, no podía entenderlo bien. Se inclinó hacia ella pero su hermana lo alejó.

-Dice: “Piensa con la cabeza, Len. De todas formas lo que hablamos hoy no sé si sirve ahora, la situación es diferente.” –Len suspiró y se sentó en la silla, nada que ella pudiera entender, pero ahora estaba en problemas, Gakupo lo sabía y no tenía idea de qué le diría- ¿A qué se refiere, Len?

-No lo sé –decidió cambiar de tema lo antes posible…

-¿De qué hablaron hoy?

-De muchas cosas por eso no estoy seguro… -ella frunció el seño.

-Gakupo no es de hablar de muchas cosas en un mismo día… ¿Qué situación es diferente?

-No lo sé, Rin, hoy no estaba prestándole mucha atención…

-Le mandaré un mensaje para preguntarle de qué situación habla…

-¡No! –se sobresaltó quitándole el teléfono y ella se lo quedó mirando extrañada- No tengo mucho crédito, Rin, prefiero… preguntárselo mañana, no hay ninguna prisa por saberlo… -ella no le creyó pero no preguntó.

Len se sentó de nuevo maldiciendo a Gakupo en su interior ¿No le mandaba un mensaje para decirle que salía con Luka-sempai pero sí uno que no lo llevaba a nada? Él quería que esa noche pensara, estaba seguro, sino no se hubiera molestado en escribirle. No tenía nada que pensar, ya había pensado todo lo que podía el tema y sabía que no iba a llegar a nada si seguía pensando, lo mejor era olvidarlo y ya, aunque no fuese nada fácil.

-Rin… Por favor, dime que te sucedía esta tarde –suplicó. Ella desvió la mirada hacia la esquina de la habitación.

-Sólo si me dices quién es… -él suspiró negando con la cabeza. Giró la silla para mirarla de frente.

-No voy a hacer eso ¿puedes dejar de hablar de ella? Ya te dije que no voy decir nada más…

-Pero…

-Nada, Rin ¿De qué te sirve saberlo? Si sabes el nombre te juro que no puedes hacer nada…

-¿Para qué quieres saber qué me pasaba? –lo desafió con la mirada, molesta.

-Para no cometer el mismo error dos veces… -ella preguntó con la mirada- Para no volver a hacerte llorar por lo mismo ¿qué te molestó? –ya suponía qué era: haberla besado.

-Tú no hiciste nada mal, Len –se sonrojó un poco triste y él se sorprendió-. No te eches la culpa de todo…

-¿Entonces por qué? –inquirió confundido.

-Por nada, Len, no te lo diré a menos que me digas el nombre de la Chica Misteriosa.

-¿De qué te sirve saber el nombre, Rin? –casi gritaba frustrado- No te sirve de nada, te estás portando de forma caprichosa…

-¿Y tú no? –lo miró ofendida- ¡No quieres decírmelo! ¿Por qué ocultarías tanto un nombre? Si te hubieses querido olvidar sabrías que con decírmelo bastaría para que dejara de recordártelo…

-Sabes que no funciona así –suspiró-. No voy a decírtelo, Rin, empeoraría la situación. ¿Por qué me estás ocultando cosas, tú?

-¿A qué te refieres? –volvió a desviar la mirada.

-Ayer ibas a decirme algo y luego no quisiste, hoy te encerraste en tu habitación llorando y tampoco me quieres decir qué te pasa. Ahora estoy preocupado ¿por qué estabas llorando, Rin? –ella no respondió- ¿Ves que no tiene punto de comparación? Yo sólo te oculto un nombre que no tiene sentido, tú me estás ocultando algo que te está lastimando…

-¿Quieres que te lo diga? –enfureció y se levantó de la cama- ¿Quieres que te diga que me pasa? ¡Pues bien! ¿Sabes lo que sentí cuando me besaste? Ayer, hoy, fue lo mismo –una lágrima rodó por su mejilla pero hablaba muy molesta-. Apenas te acercaste, apenas me rozaste y yo sentí cosquillas en el estómago, sentí como si todo lo que estaba alrededor desapareciera por completo, como si nada más existiéramos nosotros dos. Ayer creí que había sido por la sorpresa, pero hoy no… Hoy no había ninguna sorpresa ¡Nunca había sentido algo así cuando besaba a Kaito! No era lo mismo, no podía compararlo –estaba casi gritando a pocos centímetros de su hermano que lo miraba completamente atónito- ¡Traté de convencerme de lo que “era correcto”! Me aseguré de recordar que eras mi hermano y que era imposible que yo sintiera eso cuando te acercabas así ¡Pero hoy fue lo mismo! ¡No entiendo absolutamente nada! No sé qué es lo correcto, no sé por qué demonios siento lo que siento cuando te acercas así ¡No puedo estar enamorada de mi propio hermano! Es absurdo me lo repetí miles de veces ¡No lo entiendo! –Gritaba y lloraba al mismo tiempo- ¡¿Y sabes qué?! ¡No tiene ningún sentido decírtelo! ¡¿Y sabes por qué?! ¡Porque no puedes hacer nada en absoluto! ¡Sólo vas a mirar a la Chica Misteriosa! ¡Lo sé! ¡Lo sé aunque no me lo digas! ¡Veo en tus ojos que estás pensando en ella todo el tiempo aunque no digas nada, aunque digas que estás tratando de olvidarte de ella! ¡Aunque me mientas y me digas que no importa! ¡¿Y sabes por qué quiero saber su estúpido nombre?! ¡Porque no entiendo absolutamente nada de nada y creo que eso al menos va a aclararme algo! –se dio la vuelta y se sentó de espaldas a él en la cama, abrazando sus rodillas, intentando dejar de llorar- ¡Y yo tenía razón al final! ¡No vas a poder pensar en otra persona hasta que no salgas con ella! ¡Y lo único que sé es que quiero que seas la persona más feliz que existe! ¡Aunque sea egoísta contigo todo el tiempo!

Len se quedó sentado en la silla sin poder pronunciar ninguna palabra. Todo su cuerpo había dejado de reaccionar en el momento que ella dijo la primera oración ¿en qué momento se había quedado dormido? Porque eso era un sueño ¿verdad? Un sueño muy extraño, en realidad. Las cosas empezaban a encajar en su mente, era como si le hubieran inyectado una extraña droga y ahora no pudiese moverse pero sí pensar a mil por hora. Rin seguía llorando en la cama, en ningún sueño la dejaría llorar, tampoco en el mundo real. En ese momento decidió hacer desaparecer el mundo, no había nada más que esa habitación. Se levantó despacio y se sentó detrás de ella en la cama, todavía shockeado, con el corazón completamente detenido. Ella giró la cabeza para mirarlo y él la besó, suavemente como esa misma tarde pero Rin se alejó y lo abofeteó llorando.

-¡¿Te estás burlando de mí?! –él no podía responderle, estaba demasiado sorprendido ¿había imaginado todo lo que ella dijo?- ¿No me escuchaste? ¡Se supone que sólo me besabas porque yo te lo pedía! ¡Se supone que no querías hacerlo! ¡Se supone que sólo tienes ojos para una persona! –él la miró conmovido y le sonrió. Colocó la mano al costado de su rostro acariciándola.

-Rin… -ella negó son la cabeza- Rin –insistió-, no existe esa Chica Misteriosa.

-¡Sí que existe! –él rió por la reacción sin sentido.

-Claro que existe –la obligó a que lo mirara a los ojos-. Eres tú, Rin, yo… -ella le clavó una mirada ilusionada pero luego se ensombreció.

-¡Lo dices sólo para hacerme sentir mejor! ¡Te conozco, Len! ¡Tú eres capaz de hacer algo así! –se levantó de la cama y él la retuvo- ¡Suéltame!

-¿No me crees? –ella negó con la cabeza con fuerza tapándose los oídos con las manos- ¿Por qué no quieres escucharme? –tiró de ella para abrazarla pero Rin se resistía- Rin –susurró en su cabello-, eres la única a la que puedo amar, no tengo ojos para nadie más, tú lo dijiste… Aunque tratara de ocultarlo, aunque tratara de olvidarme, aunque intentara no estar celoso, aunque no quisiera decírtelo ¡No podía dejar de sentirlo! ¿Rin, por qué no quieres creerme? Sabes que no te mentiría… -La obligó a mirarlo a los ojos pero ella los cerró- Te estás comportando de forma caprichosa –le sonrió y se inclinó para besarla.

-No lo hagas, Len, por favor –él estaba a un escaso centímetro, podía sentir su respiración. Apoyó su frente con la de ella.

-¿Por qué no? Dame una buena razón –podía escuchar su corazón latiendo aceleradamente pensando.

-Porque… Si lo haces volverá a pasar lo mismo… Volveré a sentir que eres lo único que necesito y que no hay marcha atrás y no es lo correcto –dijo entrecortadamente. Él se acercó a su oído.

-Ya te lo dije –susurró-, no soy la persona más indicada para hablar de lo correcto… -volvió a intentar besarla pero ella se alejó todo lo que los brazos que la rodeaban le permitieron.

-No hay marcha atrás, Len… No quiero que tú…

-No te preocupes por mí –terminó con la distancia entre ambos, la besó pero no suavemente como antes, estrechándola contra sí. Ella entrelazó los brazos detrás de su cuello en respuesta, él se separó unos segundos para poder susurrarle-, yo ya no necesito nada más: te amo, Rin.

Y aquí el final más cursi que podía existir xP

Debería aclarar que no me convence pero es lo mejor que conseguí *///*

8 comentarios:

  1. Es lo máaaaas! Obviamente iba a ser yo la primera en comentar!!!
    Keloid te quedó genial!!! Como siempre, te adoro muchísimo y me encanta cómo escribís! Ojalá nuestro proyecto también quede así de genial *///*
    Besote!!! ^^

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  2. oye me ha gustado no puedo negarlo, pero si tenes razon no convense y tu lo sabes,me gusta tu forma narativa de la historia espero que realises otro de estos personajes ya que me encantan jijijij!!!.. y te felicito sige adelante si.. de tu fan #1

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  3. Gracias, chicas por leerlo hasta el final :3

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  4. grell madara uchia apocalipsis23 de diciembre de 2011, 20:59

    WWAAOO es lo mejor q eh leido en mi vida !!!! XD tiene mucho suspenso !!!!!

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  5. que bonito TTwTT los kagamine son mi pareja vocaloid favorita. execelente historia :'DD lei los 13 caps. fue hermoso c:

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  6. Genial Hermoso amo esta pareja
    :D

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  7. *llora* no lo puedo creer!...es lo mas hermoso que eh visto...ojala hubiera conocido tanto a vocaloid como esta historia en el momento exacto...pero da igual...

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Neko