12 de noviembre de 2011

Adolescence Rin x Len, Parte 11


-¿Terminaste, Len? –su hermana entró en la habitación con el cabello envuelto en una toalla. Él se quitó los anteojos y los dejó sobre el escritorio.

-¿Qué haces con el pelo húmedo? –la regañó- Te vas a enfermar, ve a secártelo –suspiró y le tendió unas hojas-. Aquí tienes las cosas resueltas, pero es la última vez…

-¡Gracias! –lo besó en la frente y salió saltando de la habitación.

Él encendió la computadora, tenía que averiguar un par de cosas para acabar con su tarea. La puerta se abrió y Rin entró con el sacador de pelo.

-¿Qué haces? –preguntó extrañado.

-Te hago caso y me seco el pelo –sonrió.

-¿Por qué en mi habitación? –ella se encogió de hombros.

-¿Te molesta? –él la miró sin saber qué responder.

-No, pero…

-Entonces no hay problema –prendió el secador.

Él la miró unos segundos sin comprender y volvió a su monitor. Escribió un par de cosas en su cuaderno luego de consultar diferentes páginas y sonrió satisfecho.

-¿Qué haces? –Rin dejó el secador sobre el escritorio.

-Mis deberes, a diferencia tuya –le pellizcó la nariz- ¿Te piensas mudar a mi habitación?

-Lo estuve pensando –rió y se sentó en su cama-. Tú tienes una ventana…

-No no no –negó con la cabeza-, esta es mi habitación ¿no puedo tener un poco de privacidad?

-¿Para qué la quieres? –Rin levantó una ceja de forma traviesa- Ah… Me olvidaba de que eras un chico y necesitas…

-¡Rin! –se sonrojó y ella rió.

-¡Así que sí lo haces! –se dobló en dos por la risa. Len miró el monitor sin mirar nada en especial con el ceño fruncido.

-No sé de qué estás hablando…

-Sí, sí sabes –se burló-. Miku me contó muchas cosas, pero eso no me lo había dicho… -no podía parar de reír.

-Nunca más voy a decirle nada a Miku, no quiero ni enterarme de lo que te dijo… -La sonrisa de su hermana se ensanchó.

-¿Es que hay cosas que no podía decirme? ¿Cosas como qué hacían en las excursiones al museo? –Len se sonrojó bruscamente.

-¿Cómo sabías eso? –Rin estalló en carcajadas- ¡No puedo creer que te haya dicho algo como eso!

-No lo hizo –rió secándose una lágrima por la risa-. Yo los vi cuando se escapaban del resto de nosotros pero no sabía qué había pasado –Len se sonrojó aún más y su hermana rió con más ganas. Se levantó de la silla ofendido pero ella lo retuvo- No estás enojado ¿Verdad? –él la miró a los ojos pensándolo.

-No lo sé –frunció el entrecejo-, que sepas esas cosas…

-Vamos, Len –sonrió-, no le diré a nadie, lo sabes…

-No tiene nada que ver con eso… No deberías saberlo…

-¿Por qué no? –inquirió menos divertida que antes- ¿qué tiene de malo?

-No lo sé…

-¿Te arrepientes de lo que hiciste con Miku?

-No –suspiró-, pero es mejor ahora que somos amigos…

-¿Volverías a escaparte con ella para..?

-¡No! –se sonrojó.

-¡Pero lo pensaste! –rió. Su hermano la despeinó.

-Basta de pensar en esas cosas –suspiró-. No tendrías que preguntar cosas tan… -la mirada de Rin se ensombreció por un segundo- ¿Qué?

-Dime que no… -su hermano preguntó con la mirada- Dime que no estás enamorado de ella de nuevo ¡Dime que ella no es la Chica Misteriosa!

-No –dijo un poco ofendido- ¿De dónde sacas algo así?

-Es que ella… Ella es mucho más linda que yo y tampoco es buena cocinera –Len rió.

-Ya hablamos de esto antes, ¡Además ella no es más linda que tú! –la volvió a despeinar-. Ahora sólo somos amigos…

-Muy buenos amigos –se cruzó de brazos y él se sentó a su lado en la cama.

-¿Qué tiene eso de malo? –no podía entender qué le sucedía a su hermana ahora.

-¿Cuál es la diferencia de cuando estaban juntos? –resopló-. Se hablan como antes, bromean como antes, se tratan como antes. Como si nada hubiera pasado…

-¿No es mejor que sea así? Como si siempre hubiésemos sido mejores amigos… Olvidando lo de escaparnos en las visitas al museo –bromeó.

-Pero si siguen como si nada mañana podrías besarla y daría lo mismo si actúan así…

-Eso no va a pasar –rió-, créeme, Miku es la única amiga mujer que tengo, no entiendo cómo las cosas funcionan mejor si están como están…

-¿”La única amiga mujer”? –repitió y lo golpeó en el hombro ofendida.

-¿Y eso por qué? –preguntó sorprendido.

-¿Yo que soy? ¿Hombre? –estaba realmente molesta.

-¿Rin? –levantó una ceja sonriendo- ¿Estás hablando en serio? –ella asintió enojada- Tú eres mi hermana –la rodeó con los brazos-. Mucho más de lo que una amiga puede llegar a ser…

-Pero una amiga puede terminar saliendo contigo y llegar contigo más lejos que una hermana –lo miró molesta-. Puede pasar mucho más tiempo contigo que yo…

-¿Es una escena de celos? –inquirió divertido- Cuando salía realmente con ella nunca actuaste así ¿Por qué te pones así ahora?

-Por nada –bufó y lo empujó.

-¡Hey! –se quejó- ¿Qué te sucede? –rió.

-Nada –hizo puchero. Len esbozó una media sonrisa y le hizo cosquillas en el estómago. Ella sonrió a su pesar pero alejó la mano de su hermano.

-¿Estás celosa de Miku? –Len reía incrédulo y le hacía cosquillas. Ella se reía un poco molesta, trataba de alejarlo pero él no le dejaba.

-Basta, Len –reía-. No me dejas respirar –él se detuvo y la miró divertido- ¿Qué? –seguía un poco ofendida. Él la abrazó sonriendo.

-No puedo creer que estés celosa –ella frunció el ceño pero no lo negó-. Tu eres mucho más importante para mí…

-Dime que soy la única a la que le dirás princesa –dijo molesta estrechándose contra su hermano. Él rió con ganas.

-Te estás comportando de forma caprichosa de nuevo…

-Dilo… -él suspiró.

-Eres la única princesa para mí ahora y siempre –susurró sobre su cabello- ¿Feliz ahora? ¿Quieres que te diga algo más, princesa?

-Di que me quieres más que a Miku –Len no pudo contener la risa-. No es gracioso…

-Pero tú ya sabes que es así –protestó divertido.

-Sólo dilo…

-Te quiero más que a cualquier otra –acarició su espalda.

-No digas mentiras –se quejó aliviada.

-¿Mentiras? –inquirió sorprendido.

-No me quieres más que a la Chica Misteriosa –Len suspiró amargamente, no sabía cómo responderle.

-Eso es algo aparte…

-Entonces no me quieres más que… Espera –se soltó del abrazo y lo miró a los ojos con el rostro iluminado por una nueva idea- ¡A menos que no sea la Chica si no el Chico Misterioso! –el rostro de su hermano se transformó radicalmente.

-¿De dónde se te ocurren ese tipo de cosas? –dijo ofendido.

-¡Tiene sentido! –sonrió- ¡No puedes pedirle salir contigo porque no es “lo correcto”! ¡Es Gakupo ¿cierto?! ¡Tampoco se lo dirías si tienes la oportunidad porque él sale con Luka-sempai!

-No, Rin –negó con la cabeza- ¡La Chica Misteriosa no es Gakupo! –suspiró molesto- Olvídate ya de eso…

-No voy a olvidarme, quiero que ella o él salga contigo ¡Te lo mereces, eres el mejor! –dijo con voz un poco apagada.

-Rin –suplicó con la mirada-. Olvidémonos de este tema de una vez…

-No –se cruzó de hombros.

-Prométeme que no la volverás a nombrar…

-No –él la tomó por los hombros.

-Por favor, Rin –ella lo miró a los ojos suplicando también.

-No me hagas prometer eso –pidió.

-Vamos, Rin, hazlo por mí –ella negó con la cabeza y una lágrima rodó por su mejilla.

-Me niego a prometer eso…

-¿Por qué lloras? –la abrazó.

-Porque quiero que seas feliz, Len, saliendo con la chica de la que estás realmente enamorado…

-Prométeme que…

-No lo haré –él acarició su cabello y suspiró, no iba a conseguirlo, era mejor esperar que se cansara del tema.

Se apoyó contra la pared, Rin se alejó un poco de él y lo evaluó con la mirada.

-Len… -se secó la última lágrima.

-¿Mmm? –cerró los ojos.

-Nada… -se arrepintió, él frunció el ceño pero no preguntó. Seguía cansado, no supo cuánto tiempo estuvieron en silencio , ella lo miraba fijamente y él no podía descifrar lo que estaba pensando- Len…

-¿Qué? –dijo tiernamente.

-Nada –suspiró.

-¿Qué sucede, Rin? –inquirió extrañado.

-Nada… -apoyó la barbilla sobre sus rodillas- Olvídate…

-¿Qué es? –ella lo miró a los ojos unos segundos, debatiéndose internamente.

-Sólo quería confirmar algo… -murmuró tímidamente. Él se inclinó un poco hacia ella con la curiosidad gravada en el rostro.

-No… -lo miró a los ojos y juntó valor- ¿podrías besarme otra vez? -Len abrió grande los ojos sorprendido, su corazón se frenó de repente ¿había oído bien?- Sabía que no querrías… -quiso levantarse pero él la detuvo, se le había ensombrecido levemente el rostro- Olvídate de lo que dije, Len, hagamos como si yo no… -Len colocó una mano al costado del rostro de Rin, suavemente, a penas rozándola y se inclinó hacia ella apoyando los labios sobre los suyos casi sin tocarla. Ella se inclinó levemente hacia él, pero Len se alejó con la mirada sombría. Rin lo miró con ojos vidriosos y se llevó una mano a los labios. Él volvió a apoyar la cabeza contra la pared y cerró los ojos, ponía toda su concentración en controlar su respiración y controlarse a sí mismo.

Rin se levantó de la cama, él abrió los ojos, ella lo miró llorando. Len se levantó sin entender pero ella corrió a su habitación y cerró la puerta. Él la siguió, intentó abrir pero ella había cerrado con llave.

-¿Rin? –golpeó- ¿Rin, qué te sucede? Rin –insistió pero no obtuvo respuesta-. Vamos, Rin, abre –silencio-. Lo siento, Rin… Ábreme, por favor –suplicó.

Se apoyó contra el marco de la puerta y se dejó deslizar hasta el suelo. Hundió el rostro en sus brazos, se sentía horrible. No tendría que haberlo hecho, no debía, se maldijo. Nos besamos en la esquina de la habitación. Aprendí lo que es tener un sentimiento desgarrador… Estoy tan arrepentido, que me quiero morir, obtuve tanto placer como arrepentimiento. Me voy a volver loco, por favor párame, hazme regresar y mátame de inmediato. Los versos de la última canción que había escrito resonaron en su cabeza. No tendría que haberlo hecho, tenía ganas de llorar.

Nota de Mell: ya se acerca el final de la historia :)

Algo feliz para esta semana horrible y para la que viene que es peor

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