27 de enero de 2013

Yume Sakura #12


#12: "La realidad de la dama"
Algo molestaba en su garganta. Sentía ganas de llorar pero no encontraba las razones concretas. Él simplemente se había ido antes y conocía a una hermosa mujer de largo cabello menta. No podía ser alguien importante, si así fuese se lo habría dicho ¿verdad?
No quería pensar en todo lo que no sabía sobre él y en todo lo que ella misma no le había contado, porque lo amaba ¿verdad?
Estaba torpemente enamorada de él.
-¿… escuchando, Rin? –el noble pelimorado buscó su mirada.
-¿Mhm? Ah… No, lo siento –dijo en voz baja, distraída.
-Decía que la espera de estos tres días se me hace eterna, quiero volver a… Quiero que conozcas Francia, sé que te gustará… ¿Qué sucede, Rin? Estás más distraída hoy…
-Lo… Lo siento –se levantó ocultando el rostro tras su flequillo pero manteniendo una sonrisa gentil- me iré a acostar más temprano, buenas noches, Kamui-sama… -no quería que vieran sus lágrimas escarpar.

6 de enero de 2013

Adolecence Rin x Len OVA2 parte 4


-Estoy bien… -insistió sin ser oído de nuevo mientras acomodaban su almohada, lo tapaban con una sábana nueva, alcanzaban hasta él sus auriculares y le traían algo de tomar-Estoy bien…-repitió y suspiró. Tomó el brazo de su hermana en cuanto su madre salió de la habitación en búsqueda de algo para que comiese-… Rin, ya basta, no necesito todo esto. Puedo moverme yo mismo, no quiero que se preocupen tanto por mi…-se sentía cada vez más culpable por tenerlas trabajando para él.
-Tienes que evitar moverte, Len-le sonrió con ternura leyendo el sentimiento de culpa en sus ojos. Echó una rápida mirada a la puerta corroborando que seguían solos y lo besó. Fueron sólo unos instantes pero logró evitar más quejas-. Aunque te hayan dado el alta debes mantenerte lo más quieto posible, la herida aún no ha cerrado del todo…
-Rin…-llamó su madre entrando en la habitación y dejando la bandeja con algo de arroz y pescado que habían comprado al viajar hacia la casa-, no puedes seguir faltando a tus clases de atletismo, amor, perderás el entrenamiento que estabas logrando para el campeonato. Ve a prepararte, corazón…
-Pero, mamá…-protestó mirando a Len. Ella acarició su mejilla.
-Déjalo comer y dormir un poco. Ve a cambiarte, él estará bien.
-Rin, ve-le sonrió su hermano-. Me quedaré quieto aquí en la cama y no pasará nada, lo prometo…
-Vamos-exigió más seria-. No me iré hasta que no salgas, si te apresuras puedo llevarte en el auto.
Sólo porque su gemelo asintió confirmando su promesa salió de mala gana de la habitación.



-¡Len, estoy en casa! –corrió escaleras arriba y entró a su habitación sin tocar encontrándoselo terminando con su comida.
-Bienvenida-le sonrió algo divertido con tanto entusiasmo, ella siempre volvía más enérgica que cansada de las prácticas.
Ella arrojó su bolso a una esquina de la habitación y se sentó a su lado en la cama haciendo la bandeja a un lado para poder besarlo a modo de saludo. Lo miró a los ojos apoyando su frente en la suya.
-¿Cómo estás? –inquirió gozando de la cercanía.
-Te dije que estaría bien, boba –rió y la despeinó un poco atrayéndola a sus labios para poder besarla con dulzura y delicadeza- ¿No deberías ducharte para no enfermarte?-ella suspiró y se encogió de hombros separándose.
-¿Y qué si no quiero? –antes de que su hermano pudiese protestar se levantó de la cama-Bien, lo haré, pero debes seguir aquí sin moverte… -el asintió acomodándose en la cama para reafirmar su posición.
Cuando la chica salió suspiró. Las cosas habían salido extrañamente bien. No iba a pensar en su dolor físico, pero las dos semanas en el hospital habían sido casi de puro sufrimiento; ver a su madre y a su hermana tan preocupadas por él era algo que no podía tolerar. Él siempre había sido el único hombre en la casa, por eso siempre cuidaba de ellas hasta en los más mínimos detalles, el hecho de estar en una camilla sin poder hacer nada más que preocuparlas lo había vuelto casi loco. No se arrepentía por él, en su cuerpo sólo quedaría una cicatriz, pero sí se arrepentía por las lágrimas que ellas habían derramado, por haberlas asustado tanto, por haberle mostrado una escena tan dramática a Rin… Pero ahora las cosas estaban mejor, ellas seguían cuidándolo demasiado pero lo peor había pasado, sólo quedaba recuperarse y compensarlas de alguna forma por todo lo que las había hecho pasar.
Además no los habían descubierto. Hubiese jurado que su madre los habría encontrado en miles de ocasiones en el hospital pero la suerte estaba a su favor; muchas veces gracias a Miku y muchas otras gracias a la casualidad. Ni una enfermera los había visto y lo más importante era que su secreto seguía a salvo. Se había cuestionado muchas veces hasta cuándo podrían mantenerlo y qué pasaría cuando su madre se enterara de ello. Pero no pensaba volver atrás, todo se mantenía en un extraño equilibrio.
Rin volvió envuelta en un toallón de baño, aún con el cuerpo mojado tarareando alguna canción compuesta por él.
-Rin…-empezó a quejarse recostado en la cama-¿por qué no te has cambiado todavía? Vas a resfriarte… Además ni te has secado y llevas el pelo mojado y… -ella lo ignoró completamente mientras seguía tarareando y se sentaba en el borde de la cama- Rin –insistió-. Además aquí no tienes tu ropa, ve a tu habitación a…
-¿… A? –levantó una ceja sonrojándose un poco pero sin apartar su vista de la suya mientras llevaba una mano al pequeño nudo que había hecho en el toallón para desatarlo. Él adivinó el movimiento a tiempo para cerrar los ojos y apartar el rostro.
-¡Rin!-protestó entre indignado, sorprendido y agitado- ¿Qué demonios haces? Ve a cambiarte a tu cuarto… -ella chasqueó la lengua ofendida.
-Estás comportándote de forma totalmente ridícula ¿sabes? –se quitó el toallón sin moverse de allí y se secó el cabello y los brazos donde había goteado el agua.
-¿Ridículo yo? Por favor, no empecemos a discutir esto de nuevo… -se había tapado el rostro con una mano también.
-¿Por qué no? –siguió ofendida mientras se levantaba de la cama y buscaba uno de los bóxers de su hermano y una camiseta que le quedaba larga- No entiendo cuál es el problema, Len… -volvió a sentarse en la cama mientras se cambiaba con su ropa- Quiero decir… -se ruborizó- A mi no me molesta que me veas así…
-No se trata de eso, Rin…-suspiró sintiéndola cambiarse- Es algo como…
-¿"no es lo correcto"?-lo imitó-Len, creo que a nosotros ya no nos importa lo "correcto" o lo "incorrecto" –bufó y llevó una mano a la que él tenía en su rostro inclinándose un poco sobre su pecho-Ya terminé…
Él dudó antes de apartar su mano y mirarla, al encontrarse aquel atuendo frunció el ceño. La camiseta le quedaba algo ajustada y el bóxer simulaba un short… pero era su ropa y verla a ella vestida así lo hacía reaccionar un poco, a su pesar.
-Rin…-volvió a decir en tono de queja y ella puso los ojos en blanco. Él desvió la mirada y se cruzó de brazos-No se trata de eso tampoco. Es como si… emm… No quiero hacer esto…
-¿No quieres hacer qué?-inquirió ofendiéndose más, no podía seguir su hilo de pensamiento.
-No quiero forzar las cosas… Yo… -era difícil hablar como todo un caballero cuando él no lo había sido con la mayoría de las mujeres con las que había estado y menos aún en la situación extraña en la que estaban-No está bien que te vea así y tampoco está bien que quieras que te vea así es como si…
-¿A quién le importa? –lo observó a los ojos molesta y algo sonrojada-Me has estado evitando y quiero saber por qué, Len… Has estado evitando miles de cosas, como si quisieses cuidarme de… de ti mismo…-suspiró y se inclinó sobre él sosteniéndole la mirada-No quiero que me sobreprotejas…-lo besó con suavidad, lentamente intentando transmitirle que no era una niña pequeña, que todo estaba bien así.
Él no pudo evitar responder al gesto, tenía muy poco de inocente aquello. Era cierto que estaba esquivándola en miles de ocasiones. Cuando las cosas se intensificaban demasiado, cuando sentía que perdía sólo un poco el control de sus propios actos buscaba una buena excusa para detenerse. No había sido fácil mantener firme esa barrera entre lo "decente" y lo "incorrecto". Poniéndose en su lugar era sencillo descubrir el por qué.
No era falta de experiencia o temor al hecho mismo sino algo muy diferente. Él se sentía una persona horrible, sentía que estaba pervirtiendo a su hermana. Ir más allá de la barrera inamovible que había impuesto significaba caer sin retorno, no quería hacerle eso a Rin, tener la responsabilidad encima. Acabar con toda su pureza también era otro de sus problemas. Era su primera vez y eso contrastaba con su larga lista negra. Era un notable claro oscuro y no quería llevarla de ese lado. Seguía con el dilema en su cabeza de que siendo su hermano no tenía los derechos sobre ella que tendría un hombre normal. Incluso antes del accidente, intentaba tratarla como si fuese a romperse, con toda la dulce inocencia que era capaz, pero eso no quería decir que su cuerpo o sus instintos se hubiesen vuelto en su contra más de una vez, en todas las ocasiones se había reprimido porque conocía muy bien sus límites. Allí estaba la barrera inquebrantable.
Rin aprovechó la situación al máximo, buscando dejarle en claro de qué era capaz. Se acomodó mejor sobre él, con cuidado de no tocar su herida en ningún momento y profundizó el beso, instándolo a tomar cierto control. Él se estaba dejando arrastrar lentamente, pasando una mano por su cintura por debajo de la camiseta y logrando apoderarse de sus labios de forma dominante, dejando un poco la delicadeza y la inocencia de lado. Llevó una mano a su nuca, entrelazando sus dedos con su cabello. Rin llegó a su límite al pasar unos minutos, teniendo que separarse de su experimentado hermano para recobrar el aliento que le estaba robando, respirando agitada cerca de su oído.
-Len…-se ruborizó por completo y no bastó más para que él se diera cuenta de lo que estaba pasando. Dejó caer la mano que tenía en su nuca y aparto un poco el rostro concentrándose en las puertas del armario.
-Rin, ve a secarte el cabello, vas a enfermarte y…
-Deja de evitarme, Len- buscó su mirada-. Deja de ponerme excusas ¿Qué es lo que sucede? ¿Soy demasiado torpe e inexperta para ti? –lo miró molesta y él se preguntó mentalmente si estaba hablando en serio- ¿Crees que seré tan mala? ¿No logro hacer que lo desees ni un poquito? ¡Dímelo! –exigió ofendida ante la sonrisa que se estaba formando en sus labios.
-Rin…-intentó contener la risa y llevó una mano a su mejilla acariciándola con suavidad-Eres tonta…-la besó suavemente, apenas apoyando sus labios sobre los de ella.
-¿De qué hablas? –se sonrojó un poco.
-Estás totalmente equivocada… -ella siguió exigiendo una respuesta más clara con la mirada-Quiero decir que… Yo no quiero hacerte esto… No soy el indicado para ser tu primera vez… -Rin se ruborizó por completo al oír sus palabras y escondió el rostro en su hombro, recostándose con cuidado sobre él.
-… Si no eres tu… ¿Quién lo es? A mí no me importa qué hiciste antes o lo que sea… Yo…-besó tímidamente su cuello-Len…-habló muy bajo, casi en silencio- yo quiero que seas tú… El primero y el único…-al oírla lo recorrió un escalofrío, con esas palabras acababa de destrozar todo lo que lo había llevado a imponer una barrera entre ellos. Se tensó un poco, intentando reprimirse por completo.
-Entiendo…-la llevó a girar su rostro a él, verla tan avergonzada lo hizo sonreír con dulzura, la besó despacio y con mucho cuidado, como si se tratara de algo frágil-Pero no ahora, princesa ¿Sí? Cuando me recupere del todo…
Ella lo besó con cierta torpeza para que dejara de verla a los ojos y la avergonzara aún más, si él decía eso era cierto y se lo estaba prometiendo. Len respondió el beso con una sonrisa, ella era la persona más linda del mundo, estaba dejándose llevar de nuevo.
-¡Estoy en…!-Rin pegó un salto cayendo al suelo al oír la voz y Len se tensó por completo en la cama-¿Rin? ¿Len? Ah… creí que… ah… Lo siento vi cualquier cosa… No importa ¡Hola, primos! ¿No van a saludarme?-En el umbral de la habitación estaba de pie una joven esbelta de largo cabello rubio sonriendo y mostrando unos relucientes dientes perfectos. Vestía un top y una falda corta de jean, tenía una valija y una guitarra eléctrica al hombro-¿Me extrañaron tanto que tienen esa cara?
-…Lily…-se quedaron atónitos los dos con el pulso acelerado.

Neko