No salía seguido de la antigua mansión por
considerarla su prisión, el lugar donde moría en vida. Sin embargo en contadas
veces decidía hacerlo para adquirir ciertas cosas como una nueva cuerda para su
violín… Sabía que comer no era una necesidad para él pero también aprovechaba
esas pocas salidas para abastecerse. Sabía que su traje de época y su peinado
llamaban la atención en la moderna ciudad pero prefería ignorar el hecho.
Luego de
hacer sus pequeñas compras recorría el camino de regreso a la mansión. La
ciudad se iba perdiendo en las afueras, menos edificios y menos tiendas, las
calles estaban más deterioradas en esa zona. Un grupo de turistas estaba
detenido allí con un guía que señalaba la lejana mansión más por debajo de
aquella colina. Hablaba de ella como un antiguo palacio de estilo barroco, uno
de ellos preguntó cuánto costaría entrar para hacer una visita a lo que el guía
respondió, luego de torcer el gesto, que era imposible, que aunque ya no
viviese nadie allí seguía perteneciéndole a una familia que no estaba dispuesta
a vender el edificio. Él suspiró, le había costado armar toda esa historia para
que dejaran de molestarlo, había quienes lo querían convertirlo en centro
turístico y quienes en hotel o casa de verano. Pero era imposible que se
alejara de aquel lugar donde se mantenía latente toda su historia.
Siguió caminando por el empedrado gris que bajaba
suavemente hacia la mansión, estaba arruinado por el correr del tiempo sin
mantenimiento. Nadie reparaba ese antiguo suelo o los árboles a los lados
porque eso ya era parte de su terreno, allí comenzaban los extensos campos que
ahora apenas tenían árboles caídos y césped creciendo sin control. Llegando al
jardín delantero de la mansión respiraba más tranquilo por volver a su tormento
y su agonía. Allí las flores que se ocupaba por mantener como en aquellos
tiempos desprendían un tierno aroma y alegraban un poco la vista de esa casa
tan deteriorada, dejó la bolsa donde traía las pocas cosas que había comprado
en un banco de la entrada y se acercó a admirar las flores. En aquella época
miraban juntos por la tarde ese espectáculo mientras cantaban o hablaban.
Las flores renacían en cada primavera ¿Por qué no la
hacía también su sonrisa?
Estaba dispuesto a entrar de una vez para poder
perderse tranquilo en sus recuerdos. Sin embargo un sonido que había
reproducido tantas veces en su mente se oyó venir del patio trasero cortando el
silencio.
Una simple risa pero la más hermosa, una risa fresca e
inocente, su risa. A pesar de todo lo
que había soñado con ella, escucharla era cien veces mejor, cautivaba todos sus
sentidos. Contenerse al impulso de acercarse era imposible, corroborar que
no era una alucinación… Aunque después de oírla tan nítida y clara estaba
seguro de que debía ser real, no se comparaba con sus desteñidos recuerdos.
Mucho más tarde maldijo para siempre ese impulso, esa trampa creada por el
destino.
Rodear la mansión le parecía doloroso porque lo
separaban de lo que más ansiaba. Al verlo sus piernas fallaron, su respiración
se cortó y su pulsó de descontroló. Allí en el extenso patio trasero se
encontraban sus brillantes ojos celestes, su piel pálida y de aspecto débil, su
delgado cuerpo casi de niño pequeño… y allí como si fuera una mentira su
sonrisa delicada y adorable. La persona que era protagonista de todos sus
sueños y pesadillas realmente estaba allí riendo al perseguir infantilmente una
mariposa. Estaba vestido con ropa moderna, lo único que desencajaba de sus
recuerdos de trajes y vestidos de seda y terciopelo.
-No puede ser- se preguntó en qué momento había
logrado dormirse y conseguir un sueño tan grato, no se lo merecía… Quizás al
final había conseguido la muerte.
El joven se percató de la presencia del otro con
cierta sorpresa. Lo miró de arriba abajo allí de rodillas, con el rostro entre
asombro y angustia enmarcado por el largo cabello violáceo, se detuvo en sus
ojos lavada dilatados por esa terrible lucha interna. No pudo más que
preocuparse.
-Señor, ¿Se encuentra bien? –dijo tímidamente. Se
acercó y le tendió una mano pequeña. Este no se movió del lugar aún más
conmocionado al oír su voz- eh.. mm me iré si no necesita ayuda-hizo una pequeña
reverencia pero no pudo dar ni un solo paso sin que él se aferrara con
desesperación a su brazo.
-¡Espera! –respiraba con agitación
-Siento haber entrado aquí sin preguntar-dijo
nervioso-. Realmente no hice nada… solo quería ver las flores, lo juro- él lo
ignoró por completo.
-Len…-ahora
le tocaba al joven sorprenderse al oír
su nombre- ¿Cómo es posible que estés con vida?
^^ ta tán... Y apareció Len :D
jeje nos vemos...