Al fin después de tanto tiempo terminé con esta parte de la historia. siento mucho la demora, no estaba muy inspirada ni tenía mucho tiempo, realmente lo siento. espero que lo disfruten :D
-¡¿A dónde lo llevan?!
¡¿Qué sucede?!–perseguía a la camilla donde habían colocado a su hermano, cinco
médicos se gritaban instrucciones entre ellos de forma alarmante. Algunos la
empujaban al pasar mientras llevaban velozmente la camilla por un pasillo.
-¡Rin! ¡Basta! –Gakupo
la tomó por los hombros y la retuvo, ella no quería escucharlo, no quería dejar
que se llevaran a su hermano-Nosotros sólo somos un estorbo para ellos, déjalos
trabajar.
No tenía fuerzas para
seguir luchando, vio el rostro intranquilo de Len inconsciente en la camilla
rodeado de enfermeros que lo entraron en una sala. Incluso las mantas blancas
estaban manchadas con sangre. Quebró nuevamente en llanto y se apoyó en los
hombros de Gakupo, este acarició su cabello.
-Sólo nos queda esperar-a
pesar de que su voz era inmutable se notaba una leve tensión de fondo.
Entró corriendo en la
sala de espera, había una hilera de bancos contra la pared de un estrecho
pasillo que conducía a la entrada de terapia intensiva. El sonido de sus
zapatos contra el suelo blanco hacía un gran estruendo en la callada sala, el
chico alto pelimorado se giró al oírlo. Respiraba agitadamente buscando algo
con la mirada. Encontró a su hija sentada en una de las sillas abrazando sus
rodillas y ocultando el rostro sobre ellas. Luka estaba sentada a su lado y
pasaba un brazo sobre su espalda, hacía tiempo que había desistido en
consolarla. La chica levantó la vista con el sonido y su madre pudo ver los
ojos rojos y las lágrimas humedeciendo su rostro.
-¡Rin! –se acercó a
ella pero esta volvió a ocultar el rostro sollozando. Meiko acarició su cabello
sin obtener respuesta.
-Meiko-sensei –el
pelimorado colocó una mano en su hombro.
-¿Qué sucedió, Kamui?
Necesito que alguien me lo explique-su tono de voz comenzaba a alcanzar la
histeria.
-Len.. Él… -No sabía
cómo explicarle de forma sutil la situación.
Un médico salió de la
sala y los observó estudiando quién era el más apto para hablar. Meiko se
acercó rápidamente con la desesperación marcando su rostro.
-¿Es usted la madre?-ella
asintió casi sin poder respirar-Él ya no está corriendo peligro… Tuvo mucha
suerte, igualmente todavía falta que se siga tratando, la situación sigue
siendo grave, el corte es profundo y ha alcanzado el hígado. Lo vamos a
trasladar a otra sala para dejar libre esta… Necesito que me acompañe para
llenar unos papeles.
-… Sí…-se encontraba
mucho más aliviada que antes, su alma volvía a su cuerpo.
-Kamui… Ya son pasadas
las cuatro… Ve a tu casa a descansar, te llamaré cuando tengamos más novedades…
-el pelimorado le tendió una lata de refresco a la mujer que se encontraba
sentada en una nueva sala de espera con Rin recostada sobre su regazo durmiendo
intranquilamente.
-Gracias pero prefiero
quedarme hasta quedarme tranquilo –abrió su propio refresco y se apoyó contra
la pared.
-¿Megurine
Luka..?-inquirió observando al joven.
-Me ha llamado, ya
llegó a casa-se cruzó de brazos-. Lo siento, Meiko-sensei, esto es mi culpa…
Debí acompañarlos hasta el tren
-¿De qué hablas? –lo
observó fijamente-Tu no has hecho nada, debo agradecerte que estuvieras allí,
de no ser por ti no creo que Len hubiese podido llegar aquí… Gracias…
-No debe agradecerme
por…-lo interrumpió un alarido proveniente de la joven durmiendo. Ella se
levantó sin comprender dónde se encontraba.
-¡¿Len?!-aún
permanecía en su mente la esencia de la pesadilla.
-Rin, tranquila-la
estrechó su madre contra su pecho-. Él estará bien…-la chica volvió a sollozar
recordando dónde estaba. Ella sí sentía culpa, una culpa terrible sumada al
miedo de no volverlo a ver.
Un médico se acercó a
ellos que se pusieron de pie de inmediato.
-Estamos atendiendo a
su hijo-se dirigió a su madre y miró a la joven-. Según lo que usted ha
completado entendemos que ella es su hermana gemela, ¿verdad?-ella asintió-Necesitamos
hacer algunas transfusiones de sangre, si no hay ningún problema sería mucho
más rápido y correríamos menos riesgos si la donante es su hermana…
-¡Sí!-se acercó
desesperada-Lo que sea…
El sonido de algunos
aparatos mecánicos… Un par de pasos y alguien corriendo algo, sonaba como una
cortina y debía serlo porque el aumento de luz se sintió a través de sus
párpados cerrados. Entreabrió los ojos y pestañeó varias veces confundido con
tanta luz. Las paredes blancas, el techo blanco… Movió un poco el rostro y
encontró la ventana por la que entraba la luz y al lado de ella la responsable
de que ahora estuviese abierta. Podía reconocer ese cabello en cualquier parte.
-¿Miku?-su voz sonaba
rara y descubrió que tenía sed, mucha sed.
La aludida se giró al oír
el débil llamado y lo observó con los ojos muy abiertos y una enorme sonrisa.
-¡Len!-se tapó los
labios luego de haber gritado y siguió en susurros- ¡Has despertado!-se acercó
a la camilla.
-¿Qué? ¿Dónde estoy?
¿Dónde está Rin? –sus últimos recuerdos se confundían- ¿Cuánto dormí?
La joven sonrió con
ternura y apartó el cabello de su frente en una suave caricia.
-Estás en el hospital,
Len, estuviste 48 horas durmiendo, creo que fue por los medicamentos-suspiró y
lo golpeó muy suavemente en la frente-. Eres un idiota-le reprochó- ¡Nos tenías
preocupados!-se apartó un poco y le señaló a Rin durmiendo en el sofá de la
pequeña habitación donde lo habían dejado descansando.
Él se relajó un poco
al verla e intentó recostarse un poco en la camilla pero la joven lo retuvo
acostado.
-No te muevas
demasiado… La herida en el abdomen es grave, Len…-suplicó con la mirada.
-Bien… -se quedó
quieto para no preocuparla-¿Qué sucedió? ¿Qué hora es?-ella suspiró.
-Según lo que me dijo
Gakupo, te trajeron al hospital luego de que te atacaran… Tienes que ser
imbécil yendo a buscar pelea-se cruzó de brazos-. Me han dicho que tienes un
corte severo en el abdomen, has necesitado intervención porque llegó a algún
órgano y también transfusiones por la cantidad de sangre que has perdido… -lo
observó preocupada y él esbozó una media sonrisa para tranquilizarla.
-Pero estoy aquí, no
pongas esa cara… -ella se secó una lagrima- Miku…
-Simplemente estaba
preocupada ¿Sí? Ya sé que estás bien pero no nos hagas esto de nuevo…-tomó aire
recomponiéndose-Rin se ha quedado toda la noche despierta, hacía dos días que
no podía dormir… La encontré en el suelo esta mañana y la llevé al sillón… Las
enfermeras no lograban hacerla salir…
-…-maldijo para sus
adentros, eso no debía estar pasando intentó incorporarse de nuevo pero las
vendas le hicieron notar lo que le habían advertido, aún hacía efecto el
sedante porque no sentía dolor pero podía tener una idea de qué pasaría cuando
los medicamentos no lo afectaran.
-¡Quieto!-exigió la
chica y él obedeció aunque ahora tenía la mirada turbia por la preocupación por
su hermana.
-Rin no ha ido al
instituto en estos dos días-supo que debía cambiar de tema al ver su mirada-,
yo he cancelado mis entrevistas hoy, sí que eres un problema ¿no? –se sentó en
la camilla- Tu madre no ha podido faltar nuevamente al trabajo, dijo que
intentaría volver lo más pronto posible… Gakupo ha faltado ayer pero se
convenció de que estarías bien y que él no lograría nada viéndote así, bella
durmiente…-él no rió ante el chiste y ella volvió a suspirar- Len, ya, ella
está bien, sólo se ha preocupado de más…
-… Fue mi culpa… Por dejarla sola…
-¡Oh por favor! –lo
interrumpió indignada- Eres tu el que está hospitalizado y te sigues echando la
culpa de todo ¡Eres el colmo!
-Miku, pero yo…-su
hermana en el sillón se removió un poco con el ruido y ambos la observaron
atentos. Se refregó los ojos y se sentó
pestañeando confundida miró hacia la camilla.
-¿Miku qué…? –se
levantó de inmediato- ¡Len! ¡Oh por Dios, Len!
La peliverde sonrió y
suspiró levantándose de la camilla y haciéndose a un lado.
-Hola, princesa…-le
sonrió con ternura allí acostado y su hermana se le llenaron los ojos de
lágrimas.
-Iré por algo de
desayunar-se despidió Miku saliendo disimuladamente por la puerta.
-Rin… -recordó que no
podía moverse demasiado y maldijo- No llores…
-¡Idiota!-se acercó a
él y tomó su mano con fuerza.
-El más idiota, sí…-le
sonrió y acarició su rostro con la mano libre-Lo siento mucho, yo no quería
preocuparte tanto…-lo interrumpió una sonora bofetada que lo dejó realmente
sorprendido.
-¡Creí que no iba a
volverte a ver! ¡No debiste seguirlo! ¡Yo no quería el maldito collar si eso
significaba hacerte este daño! ¡¿Qué hubiese hecho sin ti?! –apoyó su frente en
la de él- Lo siento tanto… Todo esto es mi culpa, quise detenerte pero no pude
y tampoco llegué a tiempo y…-no pudo seguir hablando porque él la besaba con
ternura y suavidad. Secó sus lágrimas con el dedo pulgar acariciando sus
mejillas y le dedicó una sonrisa cálida.
-Shh…-volvió a dejar un
delicado beso en sus labios- Olvidémonos ambos de lo que sucedió ¿sí? Estoy
bien, estaré bien y no me iré a ningún lado, me quedaré aquí contigo siempre
porque te amo. Por favor ya no te preocupes más por mi, ya estoy aquí…-la
observó fijamente a los ojos buscando su confianza.
-…-algunas lágrimas de
nueva tranquilidad mojaron el rostro de su hermano-Sí…-se inclinó un poco para
besarlo nuevamente mucho más relajada al oír sus palabras. Era cierto, él
estaba con ella y ella tampoco iba a dejarlo, aunque le pidiese que no se
preocupase no podía evitarlo porque también lo amaba de igual manera.