-Estoy bien… -insistió sin ser oído de nuevo mientras acomodaban su
almohada, lo tapaban con una sábana nueva, alcanzaban hasta él sus
auriculares y le traían algo de tomar-Estoy bien…-repitió y suspiró.
Tomó el brazo de su hermana en cuanto su madre salió de la habitación en
búsqueda de algo para que comiese-… Rin, ya basta, no necesito todo
esto. Puedo moverme yo mismo, no quiero que se preocupen tanto por
mi…-se sentía cada vez más culpable por tenerlas trabajando para él.
-Tienes
que evitar moverte, Len-le sonrió con ternura leyendo el sentimiento de
culpa en sus ojos. Echó una rápida mirada a la puerta corroborando que
seguían solos y lo besó. Fueron sólo unos instantes pero logró evitar
más quejas-. Aunque te hayan dado el alta debes mantenerte lo más quieto
posible, la herida aún no ha cerrado del todo…
-Rin…-llamó su
madre entrando en la habitación y dejando la bandeja con algo de arroz y
pescado que habían comprado al viajar hacia la casa-, no puedes seguir
faltando a tus clases de atletismo, amor, perderás el entrenamiento que
estabas logrando para el campeonato. Ve a prepararte, corazón…
-Pero, mamá…-protestó mirando a Len. Ella acarició su mejilla.
-Déjalo comer y dormir un poco. Ve a cambiarte, él estará bien.
-Rin, ve-le sonrió su hermano-. Me quedaré quieto aquí en la cama y no pasará nada, lo prometo…
-Vamos-exigió más seria-. No me iré hasta que no salgas, si te apresuras puedo llevarte en el auto.
Sólo porque su gemelo asintió confirmando su promesa salió de mala gana de la habitación.
-¡Len, estoy en casa! –corrió escaleras arriba y entró a su habitación sin tocar encontrándoselo terminando con su comida.
-Bienvenida-le sonrió algo divertido con tanto entusiasmo, ella siempre volvía más enérgica que cansada de las prácticas.
Ella
arrojó su bolso a una esquina de la habitación y se sentó a su lado en
la cama haciendo la bandeja a un lado para poder besarlo a modo de
saludo. Lo miró a los ojos apoyando su frente en la suya.
-¿Cómo estás? –inquirió gozando de la cercanía.
-Te
dije que estaría bien, boba –rió y la despeinó un poco atrayéndola a
sus labios para poder besarla con dulzura y delicadeza- ¿No deberías
ducharte para no enfermarte?-ella suspiró y se encogió de hombros
separándose.
-¿Y qué si no quiero? –antes de que su hermano
pudiese protestar se levantó de la cama-Bien, lo haré, pero debes seguir
aquí sin moverte… -el asintió acomodándose en la cama para reafirmar su
posición.
Cuando la chica salió suspiró. Las cosas habían salido
extrañamente bien. No iba a pensar en su dolor físico, pero las dos
semanas en el hospital habían sido casi de puro sufrimiento; ver a su
madre y a su hermana tan preocupadas por él era algo que no podía
tolerar. Él siempre había sido el único hombre en la casa, por eso
siempre cuidaba de ellas hasta en los más mínimos detalles, el hecho de
estar en una camilla sin poder hacer nada más que preocuparlas lo había
vuelto casi loco. No se arrepentía por él, en su cuerpo sólo quedaría
una cicatriz, pero sí se arrepentía por las lágrimas que ellas habían
derramado, por haberlas asustado tanto, por haberle mostrado una escena
tan dramática a Rin… Pero ahora las cosas estaban mejor, ellas seguían
cuidándolo demasiado pero lo peor había pasado, sólo quedaba recuperarse
y compensarlas de alguna forma por todo lo que las había hecho pasar.
Además
no los habían descubierto. Hubiese jurado que su madre los habría
encontrado en miles de ocasiones en el hospital pero la suerte estaba a
su favor; muchas veces gracias a Miku y muchas otras gracias a la
casualidad. Ni una enfermera los había visto y lo más importante era que
su secreto seguía a salvo. Se había cuestionado muchas veces hasta
cuándo podrían mantenerlo y qué pasaría cuando su madre se enterara de
ello. Pero no pensaba volver atrás, todo se mantenía en un extraño
equilibrio.
Rin volvió envuelta en un toallón de baño, aún con el cuerpo mojado tarareando alguna canción compuesta por él.
-Rin…-empezó
a quejarse recostado en la cama-¿por qué no te has cambiado todavía?
Vas a resfriarte… Además ni te has secado y llevas el pelo mojado y…
-ella lo ignoró completamente mientras seguía tarareando y se sentaba en
el borde de la cama- Rin –insistió-. Además aquí no tienes tu ropa, ve a
tu habitación a…
-¿… A? –levantó una ceja sonrojándose un poco
pero sin apartar su vista de la suya mientras llevaba una mano al
pequeño nudo que había hecho en el toallón para desatarlo. Él adivinó el
movimiento a tiempo para cerrar los ojos y apartar el rostro.
-¡Rin!-protestó
entre indignado, sorprendido y agitado- ¿Qué demonios haces? Ve a
cambiarte a tu cuarto… -ella chasqueó la lengua ofendida.
-Estás
comportándote de forma totalmente ridícula ¿sabes? –se quitó el toallón
sin moverse de allí y se secó el cabello y los brazos donde había
goteado el agua.
-¿Ridículo yo? Por favor, no empecemos a discutir esto de nuevo… -se había tapado el rostro con una mano también.
-¿Por
qué no? –siguió ofendida mientras se levantaba de la cama y buscaba uno
de los bóxers de su hermano y una camiseta que le quedaba larga- No
entiendo cuál es el problema, Len… -volvió a sentarse en la cama
mientras se cambiaba con su ropa- Quiero decir… -se ruborizó- A mi no me
molesta que me veas así…
-No se trata de eso, Rin…-suspiró sintiéndola cambiarse- Es algo como…
-¿"no
es lo correcto"?-lo imitó-Len, creo que a nosotros ya no nos importa lo
"correcto" o lo "incorrecto" –bufó y llevó una mano a la que él tenía
en su rostro inclinándose un poco sobre su pecho-Ya terminé…
Él
dudó antes de apartar su mano y mirarla, al encontrarse aquel atuendo
frunció el ceño. La camiseta le quedaba algo ajustada y el bóxer
simulaba un short… pero era su ropa y verla a ella vestida así lo hacía
reaccionar un poco, a su pesar.
-Rin…-volvió a decir en tono de
queja y ella puso los ojos en blanco. Él desvió la mirada y se cruzó de
brazos-No se trata de eso tampoco. Es como si… emm… No quiero hacer
esto…
-¿No quieres hacer qué?-inquirió ofendiéndose más, no podía seguir su hilo de pensamiento.
-No
quiero forzar las cosas… Yo… -era difícil hablar como todo un caballero
cuando él no lo había sido con la mayoría de las mujeres con las que
había estado y menos aún en la situación extraña en la que estaban-No
está bien que te vea así y tampoco está bien que quieras que te vea así
es como si…
-¿A quién le importa? –lo observó a los ojos molesta y
algo sonrojada-Me has estado evitando y quiero saber por qué, Len… Has
estado evitando miles de cosas, como si quisieses cuidarme de… de ti
mismo…-suspiró y se inclinó sobre él sosteniéndole la mirada-No quiero
que me sobreprotejas…-lo besó con suavidad, lentamente intentando
transmitirle que no era una niña pequeña, que todo estaba bien así.
Él
no pudo evitar responder al gesto, tenía muy poco de inocente aquello.
Era cierto que estaba esquivándola en miles de ocasiones. Cuando las
cosas se intensificaban demasiado, cuando sentía que perdía sólo un poco
el control de sus propios actos buscaba una buena excusa para
detenerse. No había sido fácil mantener firme esa barrera entre lo
"decente" y lo "incorrecto". Poniéndose en su lugar era sencillo
descubrir el por qué.
No era falta de experiencia o temor al hecho
mismo sino algo muy diferente. Él se sentía una persona horrible,
sentía que estaba pervirtiendo a su hermana. Ir más allá de la barrera
inamovible que había impuesto significaba caer sin retorno, no quería
hacerle eso a Rin, tener la responsabilidad encima. Acabar con toda su
pureza también era otro de sus problemas. Era su primera vez y eso
contrastaba con su larga lista negra. Era un notable claro oscuro y no
quería llevarla de ese lado. Seguía con el dilema en su cabeza de que
siendo su hermano no tenía los derechos sobre ella que tendría un hombre
normal. Incluso antes del accidente, intentaba tratarla como si fuese a
romperse, con toda la dulce inocencia que era capaz, pero eso no quería
decir que su cuerpo o sus instintos se hubiesen vuelto en su contra más
de una vez, en todas las ocasiones se había reprimido porque conocía
muy bien sus límites. Allí estaba la barrera inquebrantable.
Rin
aprovechó la situación al máximo, buscando dejarle en claro de qué era
capaz. Se acomodó mejor sobre él, con cuidado de no tocar su herida en
ningún momento y profundizó el beso, instándolo a tomar cierto control.
Él se estaba dejando arrastrar lentamente, pasando una mano por su
cintura por debajo de la camiseta y logrando apoderarse de sus labios de
forma dominante, dejando un poco la delicadeza y la inocencia de lado.
Llevó una mano a su nuca, entrelazando sus dedos con su cabello. Rin
llegó a su límite al pasar unos minutos, teniendo que separarse de su
experimentado hermano para recobrar el aliento que le estaba robando,
respirando agitada cerca de su oído.
-Len…-se ruborizó por
completo y no bastó más para que él se diera cuenta de lo que estaba
pasando. Dejó caer la mano que tenía en su nuca y aparto un poco el
rostro concentrándose en las puertas del armario.
-Rin, ve a secarte el cabello, vas a enfermarte y…
-Deja
de evitarme, Len- buscó su mirada-. Deja de ponerme excusas ¿Qué es lo
que sucede? ¿Soy demasiado torpe e inexperta para ti? –lo miró molesta y
él se preguntó mentalmente si estaba hablando en serio- ¿Crees que seré
tan mala? ¿No logro hacer que lo desees ni un poquito? ¡Dímelo! –exigió
ofendida ante la sonrisa que se estaba formando en sus labios.
-Rin…-intentó
contener la risa y llevó una mano a su mejilla acariciándola con
suavidad-Eres tonta…-la besó suavemente, apenas apoyando sus labios
sobre los de ella.
-¿De qué hablas? –se sonrojó un poco.
-Estás
totalmente equivocada… -ella siguió exigiendo una respuesta más clara
con la mirada-Quiero decir que… Yo no quiero hacerte esto… No soy el
indicado para ser tu primera vez… -Rin se ruborizó por completo al oír
sus palabras y escondió el rostro en su hombro, recostándose con cuidado
sobre él.
-… Si no eres tu… ¿Quién lo es? A mí no me importa qué
hiciste antes o lo que sea… Yo…-besó tímidamente su cuello-Len…-habló
muy bajo, casi en silencio- yo quiero que seas tú… El primero y el
único…-al oírla lo recorrió un escalofrío, con esas palabras acababa de
destrozar todo lo que lo había llevado a imponer una barrera entre
ellos. Se tensó un poco, intentando reprimirse por completo.
-Entiendo…-la
llevó a girar su rostro a él, verla tan avergonzada lo hizo sonreír con
dulzura, la besó despacio y con mucho cuidado, como si se tratara de
algo frágil-Pero no ahora, princesa ¿Sí? Cuando me recupere del todo…
Ella
lo besó con cierta torpeza para que dejara de verla a los ojos y la
avergonzara aún más, si él decía eso era cierto y se lo estaba
prometiendo. Len respondió el beso con una sonrisa, ella era la persona
más linda del mundo, estaba dejándose llevar de nuevo.
-¡Estoy
en…!-Rin pegó un salto cayendo al suelo al oír la voz y Len se tensó por
completo en la cama-¿Rin? ¿Len? Ah… creí que… ah… Lo siento vi
cualquier cosa… No importa ¡Hola, primos! ¿No van a saludarme?-En el
umbral de la habitación estaba de pie una joven esbelta de largo cabello
rubio sonriendo y mostrando unos relucientes dientes perfectos. Vestía
un top y una falda corta de jean, tenía una valija y una guitarra
eléctrica al hombro-¿Me extrañaron tanto que tienen esa cara?
-…Lily…-se quedaron atónitos los dos con el pulso acelerado.